Si piensas en beber, no te olvides de comer

Algunos buenos consejos para no caer en categoría de “borrachos”.

Por Teodoro Franco

BEBER BIEN. Hace miles de años y tal vez por accidente, se descubrió el efecto embriagador de una fruta fermentada, cuando alguien se atrevió a libar el efluvio nectarino de un fruto (aparentemente descompuesto). Es posible que la excitación producida por ese acontecimiento, motivara al inventor a buscar la maduración y fermentación, inducida o provocada, para compartir la experiencia con sus contertulios.

Cuando el hombre primitivo aprendió a producir y dominar el fuego, consiguió los procesos de refinación para obtener aquel alcohol de cualquier fruto, un producto que era de mucho gusto para sus congéneres. Los alambiques, y sus precedentes más remotos, como los que usaban los alquimistas, sirvieron para aumentar la producción y refinar las diferentes bebidas con variados niveles de alcohol.

En los “tiempos modernos” aparecieron en escena las normas para el consumo de alcohol (sin necesidad de leyes escritas, aunque éstas llegaron después). La sociedad empezó a exigirles a los bebedores una conducta de cordialidad, de “sano” disfrute y sin cambios de personalidad, como en muchos casos sucede.

Hoy, los buenos bebedores han aprendido a no perder el sentido o la conciencia de los actos. Las recomendaciones son del siguiente tenor: 1.- Todo en exceso es dañino. 2.- Si piensas en beber licor, debes comer bien antes del compartir. 3.- Si no comiste antes, hay que hacerlo “durante”; es decir, debes consumir lo que se conoce como tapas, botanas, entremés, piscolabis, snack o pasapalos (a lo venezolano).

El asunto es que comas para que ese tentempié le reste fuerza al efecto del alcohol en nuestro cuerpo, sobre todo en el cerebro. 4.- Algunos recomiendan un vaso de leche antes de ponerse a beber, o una cucharada de aceite de comer, ya sea de maíz, de canola, de maní o de soya, que crea una película en las paredes del estómago y retarda la absorción del alcohol.

5.- Algunos también sugieren “provocarse el vómito” cuando empiezan los mareos. Este método no es nada nuevo, ya en la época del imperio romano los patricios y la nobleza lo hacían con naturalidad en medio de sus bacanales (término que viene de Baco, el dios del vino), ya que esas celebraciones duraban días, porque ellos –como buenos sibaritas– querían disfrutar sus fiestas como si fuese el día del Juicio Final.

Hay una expresión que reza que “si bebes para ahogar tus penas, éstas resultarán nadadoras”. Recuerda que beber es agradable, que hoy es un acto social motivado por celebraciones familiares o de amistades, y a veces sin ninguna razón en especial, solo compartir; pero, hay que hacerlo responsablemente, para graduarse de maestro de cultura etílica.

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