Sabor a tierra
Un mercado floreciente…
✅ Mauricio Fontans
Cuando todos pensamos en el cannabis, lo primero que nos viene a la mente suele ser “un cigarro de marihuana”. Después, una planta para comer dentro de un comestible. Hasta hace poco, la idea de beber cannabis no estaba presente en los radares de la mayoría de la gente. Pero, todo está cambiando, demasiado rápido.
En San Francisco, organizan la primera Exposición de “Bebidas de Cannabis”: un mercado de 1.400 millones de dólares para 2023, según algunos cálculos optimistas. Eso es como 20 veces más que los 89 millones de dólares de 2018.
Los productores están infundiendo CBD (el principal componente de la planta de cannabis, representando hasta un 40% de sus extractos) y THC (el principal constituyente psicoactivo del cannabis) en todo tipo de bebidas, incluyendo té, soda, sidra, margaritas y vino. La gama de concentraciones oscila desde pequeñas dosis de 2.5 miligramos de THC por envase hasta dosis de alta potencia de 100 mg por envase. Por ejemplo, Rebel Coast Winery ofrece un vino sin alcohol con 5 mg de THC por copa.
PARA IMPULSO Y RELAJACIÓN
Recess, que recaudó tres millones de dólares de los inversionistas, está vendiendo aguas con extracto de cáñamo (el nombre que reciben las variedades de la planta Cannabis). Según California Dreamin’, ofrece a los clientes “un zumbido ligero y divertido” en zumos de frutas infundidos con 10 mg de THC.
Todos los productos van dirigidos a personas que desean un impulso al mediodía o una forma de relajarse por la noche. Mood33 promete “tu propia sesión de aromaterapia personal” en cada botella de sus seltzers bajos en calorías, hechos con 10 mg de THC.
La cervecera Heineken lanzó una bebida de cannabis llamada Lagunitas Hi-Fi Hops. Está llena de lúpulo y THC, pero sin alcohol, calorías ni carbohidratos. New Age Beverage presentó Marley+CBD Mellow Mood, promocionada como bebida de relajación con 25 mg de CBD.
IGUAL QUE LA HEROÍNA
Hace poco me llegó el rumor de que Coca-Cola lanzaría una línea con cannabis, pero el gigante de las bebidas finalmente decidió frenar la idea. El gran problema para Coca-Cola es que el cannabis es una droga de la Lista 1 para el Gobierno de EEUU. Es decir, está categorizada junto a la heroína, metanfetamina y LSD, y se considera además que “no tiene valor médico”.
Esa designación asusta a los inversionistas, que están a merced de las normas y restricciones de cada estado sobre el THC y el CBD. El etiquetado, el embotellado e incluso el contenido pueden diferir de un estado a otro en EEUU, lo que dificulta la construcción de la identidad de una marca.
SABOR A TIERRA
¿Y el sabor? Según mi experiencia, las bebidas de cannabis no son las más sabrosas. De hecho, son como “repugnantes” (entre otras palabras). El característico olor a tierra de la planta no juega bien con los jugos de frutas, ni con ningún otro líquido a base de agua. Ni el THC ni el aceite de CBD son solubles en agua, por lo que tienden a flotar, añadiendo una capa espumosa y olorosa a las bebidas.
Para evitar el mal olor, las bebidas de cannabis están cargadas de sabores intensos como el limón y el jengibre, y algunas añaden mucho azúcar o jugos de frutas.
Se espera que los avances en los aislamientos de CBD y THC ayuden a las bebidas a dar grandes pasos en el sabor. Una empresa canadiense cree que ya tiene la solución: está preparando cerveza directamente de las plantas de cannabis.
Mientras tanto, la industria del alcohol no sabe aún si el cannabis es una amenaza o una oportunidad. Algunas grandes empresas, como Heineken, se han lanzado con los dos pies. Constellation Brands, fabricante de vinos, licores y cervezas, incluida Corona, invirtió 4.000 millones de dólares en la compañía de cannabis Canopy Growth. AB InBev, propietaria de las cervezas Budweiser y Labatt, invirtió 50 millones de dólares en una sociedad conjunta con la empresa de cannabis Tilray, que aportó otros 50 millones de dólares, para investigar las bebidas no alcohólicas que contienen THC y CBD.
US$ 40 POR BOTELLA
Las empresas de bebidas alcohólicas ven el cannabis como una forma de acceder a a otro gran mercado de consumidores. Los bebedores más jóvenes están exigiendo perfiles de sabor modernos y muchos generalmente evitan el alcohol, particularmente la cerveza. ¿Pero, cambiar el alcohol por una “droga” será más beneficioso?
Las bebidas de cannabis no son baratas. Una botella de 8.5 onzas de Limonada de Torrey Holistics Berry con 100 mg de THC en infusión cuesta US$ 30; con impuestos, es más de US$ 40 la botella. A US$ 8 por botella de 12 onzas, Mood33 es una ganga. Pero, los consumidores parecen más que dispuestos a desembolsar este dinero por algo que consideran “milagroso”, sin saber a ciencia cierta si lo es o no.
La marihuana medicinal siempre ha tenido diversos usos y preparaciones; la infusión es una de las más tradicionales y saludables. El té de cannabis supone una alternativa como remedio casero para combatir las náuseas y el estrés relacionado con el embarazo.
Los efectos del cannabis tardan más en llegar y generalmente son más suaves cuando se toma en té. Algunos compuestos del cannabis como el THC o el CBD son casi insolubles en el agua, pero gracias a la tecnología eso está cambiando y algunas empresas producen bebidas con cannabinoides infusionados, es decir, introducidos en un líquido con el fin de que desprendan su sabor, aroma, color y propiedades. Por ello hay un campo de posibilidades hasta el momento inédito, como el agua con CBD.
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