Aunque son caros, el mundo los ama

El chocolate es el enemigo número uno de las dietas estrictas.

Dicen que demasiados “engordan”, pero los humanos siguen dedicándose a devorar chocolates. Además, nunca se puede negar de que los chocolates son delicias planetarias. De hecho, hace cientos de años se consideraban una bebida sagrada en las Américas, solo disponible para la élite de la sociedad.

Hoy muchos países tienen sus propios chocolates de los que pueden estar orgullosos. Por ejemplo: los chocolates belgas, disponibles en barras, frutas, galletas y hasta con licor para un sabor adicional.

Muchísima gente anhela y hasta colecciona los chocolates belgas, por su dulzura y cremosidad. A pesar de que son caros, son como una droga: están meticulosamente elaborados para que den ganas de comer más. Un famoso tipo de chocolates belgas se llama Godiva, uno de los mejores.

Los aztecas usaban el grano de cacao como parte de su sistema monetario para comprar oro.

Recetas secretas

En 1885, el entonces rey Leopoldo II de Bélgica colonizó el Congo, un territorio 86 veces más grande que su madre patria. Podría decirse que los mejores granos de cacao del mundo crecen en esa zona y, a pesar de que la zona se ha convertido ahora en una Angola devastada por la guerra, los belgas han mantenido sus vínculos de importación de cacao.

La única forma belga de producir chocolate es el praliné, desarrollado por la familia suiza Neuhaus en Bruselas en 1912 como el primer chocolate relleno: con crema, nueces o un rico chocolate negro de alta calidad, cubierto con chocolate con leche o blanco. Los grandes fabricantes de chocolate –como Neuhaus, Mary y Godiva– han transmitido sus recetas a lo largo de las generaciones y las han mantenido en secreto y con el máximo cuidado en su preparación y presentación.

Para conocer más a fondo el mundo del chocolate, visita el Musée du Cacao et du Chocolat en la Grand Place de Bruselas, con sus artefactos y presentaciones audiovisuales que explican cómo el chocolate viajó desde las cortes de los emperadores aztecas hasta convertirse en el manjar favorito de Europa. El pequeño museo permite a los visitantes sumergirse en una fuente que vierte chocolate puro y tiene a mano un maestro chocolatero para mostrar cómo se hace.

Si estás planeando un regalo a tu novia o esposa, y sabes que ella ama los chocolates, compra uno de los mejores chocolates, los producidos en Bélgica. Seguro que esta idea será muy apreciada… y otra gran cosa sobre los chocolates: los científicos aseguran que son afrodisíacos.

Las famosas “galletas”…

Desde los niños hasta los ancianos, los chocolates son los dulces más populares. Incluso tu hermana o tu hija que hace dieta, esconde en secreto los chocolates en su dormitorio. Pero, ¿quién puede resistirse a un chocolate de gran sabor?

Muchos compran los chocolates belgas en las terminales libres de impuestos de los aeropuertos como regalos para sus seres queridos. Los que tienen más dinero, viajan hasta Bélgica solo para probar los diferentes chocolates belgas en diferentes variedades: con leche y chocolate negro o blanco. Los fanáticos de estos dulces pregonan a los cuatro vientos que perderás una parte de tu vida si no pruebas las galletas de chocolate belga.

Hay una historia de una persona a la que se le dieron chocolates belgas para hacerlos durar hasta cinco días. Sin embargo, cuando probó el chocolate por primera vez, la caja duró 30 minutos.

Datos y curiosidades

¿Cuál es tu chocolate belga favorito? Demasiados para elegir, ¿verdad? Y cada uno de ellos, celestial hasta el último bocado. Bélgica es el paraíso para los amantes del chocolate. Aprende más acerca de este gran legado belga:

1 La industria chocolatera belga tiene casi 400 años. La primera compra registrada de chocolates en Bélgica fue hecha por el abad de la Abadía de Baudeloo en Gante en el año 1635. En aquel entonces, los chocolates se vendían como medicina.

2 Los pralinés fueron inventados en Bélgica en 1912 por… sorpresa, sorpresa… ¡un suizo! Suiza es uno de los más feroces rivales de Bélgica en la producción de chocolate. Pero irónicamente, los chocolates de praliné que catapultaron a Bélgica al estrellato del chocolate, fueron inventados en 1912 por el emigrante suizo Jean Neuhaus II. Fue el primero en idear una forma de fabricar galletas de chocolate rellenas de cremas de delicioso sabor, conocidas en todo el mundo como pralinés.

3 Bélgica produce hasta 600.000 toneladas de chocolate al año. Con alrededor de 2.000 empresas y tiendas de chocolate en toda Bélgica, el país sigue siendo uno de los productores y exportadores de chocolate más importantes. Bélgica exporta más de 400.000 toneladas de chocolate.

4 Los belgas son unos de los mayores consumidores de chocolate. No todos los chocolates belgas se envían a otros países. También terminan en los estómagos belgas. Bélgica tiene una de las tasas de consumo de chocolate más altas con una media de seis kilos por persona al año. Viniendo de la tierra de los maestros chocolateros, los belgas pueden definitivamente permitirse este lujo.

5 El mayor vendedor de chocolates en Bélgica es… el aeropuerto de Bruselas. No es tu tienda de chocolates favorita, a menudo abarrotada de gente, en la ciudad o en tu barrio. El aeropuerto de Bruselas vende alrededor de 800 toneladas de chocolate al año, con un estimado de dos toneladas vendidas por día. La “Casa de Chocolate Belga” del aeropuerto ofrece las mejores marcas de chocolate de Bélgica.

6 Bélgica posee la fábrica de chocolate más grande del mundo. Está en el pueblo de Wieze en Flandes Oriental. La fábrica es propiedad del grupo Barry Callebaut, que produce 270.000 toneladas de chocolate al año.

7 Los fabricantes de chocolate belgas todavía usan 100% de manteca de cacao. Y esto es lo que hace que el chocolate belga sea un campeón internacional. Otros fabricantes de chocolate sustituyen la manteca de cacao por otros tipos de grasas vegetales. Pero, la sustitución afecta al sabor del chocolate y reduce su calidad. Un definitivo “no-no” para los belgas.

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