Mar de alcohol
Un ruso bebe vodka como agua…
Mikjael Markarev
🇷🇺 BEBERBIEN. El vodka –o la vodka– es un componente crucial en la vida rusa. Y en la muerte rusa. Los accidentes relacionados con el alcohol y los paros cardíacos ya han diezmado la esperanza de vida de los ciudadanos, que ha descendido muy rápido en la última década.
Pero, el vodka también es un gran negocio, a pesar de ser considerado por muchos como «un licor maldito». Por ejemplo, la marca «Stolichnaya» vende más de 2.000 millones de dólares por año en todo el mundo. De ahí la interminable batalla entre el Ministerio de Agricultura ruso y la empresa SPI Spirits Group, dueña de «Stolichnaya», la botella favorita de James Bond.
Según la firma de relaciones públicas de SPI Spirits, Burson-Marsteller, de Nueva York, este conflicto comercial «es una violación de los derechos de propiedad de los desafortunados accionistas extranjeros por parte de los avaros funcionarios de un imperio retrógrado».
Stolichnaya y otras 42 marcas fueron privatizadas en 1992, año en que el Ministerio de Agricultura estableció oficialmente: «VAO Sojuzplodoimport (SPI Spirits) tiene el derecho de exportar vodka ruso a EEUU bajo las siguientes marcas registradas: Stolichnaya, Stolichnaya Cristall, Pertsovka, Limonnnaya, Privet, Privet Orange (Apelsinovaya), Russian y Okhotnichya».
SPI Spirits asegura que pagó una deuda de 40 millones de dólares e invirtió otros 20 millones para convertir la empresa en «uno de los principales productores de vodka del mundo». Sin embargo, el gobierno ruso está descontento. Dice que el acuerdo de privatización siembra dudas y que SPI abonó solo 300.000 dólares por las multimillonarias marcas, incluyendo «Stolichnaya», valoradas en 1.400 millones de dólares según el Kremlin.
El presidente ruso, Vladimir Putin, creó un comité para «la repatriación de las bebidas», con el objetivo de ganar más dinero para el presupuesto del gobierno gracias a la producción y ventas de alcohol. Mientras, SPI Spirits maneja la mayor parte de su negocio desde Chipre, destino favorito de los evasores de impuestos. Pero, su cuartel «legal» está en Luxemburgo.
Alrededor del 50% de la facturación de la compañía proviene de EEUU. «No estoy seguro de que todos los estadounidenses sepan dónde está Rusia en el mapa, pero la mayoría de ellos sabe lo que es Stolichnaya», reflexiona Andrey Skurikhin, director y accionista de SPI Spirits.
Esta guerra del vodka es un triste recordatorio de un sistema legal obsoleto: los burócratas rusos son abusivos y los empresarios locales lucen más enamorados de los paraísos fiscales offshore que de una gestión adecuada. «En Rusia, lamentablemente, el estado de derecho y los derechos de propiedad privada siguen siendo fantasías», opinan economistas y sociólogos.
UNA BOTELLA CADA DOS DÍAS
Un hombre típico ruso bebe 180 botellas de vodka al año, o una cada dos días. En Rusia, el vodka es muy barato, alrededor de 1 dólar por medio litro. Según el dueño de una licorería de Moscú: «En nuestro país, el vodka es una compra de suma importancia. Los rusos nunca escatimarán en vodka… solo comerán menos. O sea… más botellas y menos comida».
El periodista Peter Baker escribió en el diario The Washington Post: «Muchos rusos atribuyen al vodka cualidades medicinales, casi sobrenaturales. Los padres empapan bolas de algodón en vodka y las rocían en los niños para bajar la fiebre o aliviar el dolor de oídos. El vodka con pimienta se receta para un resfriado de adulto; el vodka con sal es para el malestar estomacal. Algunos científicos nucleares incluso lo bebieron para protegerse del envenenamiento por radiación».
El escritor ruso Viktor Erofeyev, escribió en la revista The New Yorker: «El vodka parece que hace un agujero directamente en el subconsciente, desencadenando una serie de gestos y expresiones faciales extrañas. Algunas personas se retuercen las manos, otras sonríen estúpidamente o chasquean los dedos; otras se hunden en un silencio sombrío. Pero nadie, alto o bajo, queda indiferente. Más que por ningún sistema político, todos somos rehenes del vodka. Amenaza y castiga, exige sacrificios. Es a la vez un catalizador de la procreación y su azote. Dicta quién nace y quién muere. En resumen, el vodka es el dios ruso».
En EEUU, el consumo de vodka creció en los años 90 y 2000. Entre 1998 y 2002 se introdujeron más de 100 nuevos vodkas, incluyendo algunas variedades de alta gama en botellas muy elegantes. En 2003 superó al whisky como el licor más popular entre los estadounidenses.
ORIGENES NADA CLAROS
Tanto rusos como polacos afirman que lo inventaron. Según un historiador soviético contratado para investigar el asunto en la década de 1970, el vodka fue producido por primera vez por monjes del Monasterio Chudov en el Kremlin a finales del siglo XV.
Los primeros brebajes se hacían con alcohol importado de Génova a través del puerto de Feodosiya, en Crimea. Más tarde se hizo con alcohol de grano, de centeno o trigo cultivado localmente, y agua de manantial.
El vodka pudo haber sido inventado ya en el año 900. Originalmente hecho en alambiques caseros, se cree que primero fue un desinfectante y un tratamiento para las heridas. Durante muchos años fue usado en medicinas y cosméticos, así como para beber.
Durante siglos el vodka fue conocido como «vino de pan» o «vino quemado». Los vodkas aromatizados se remontan a alrededor del siglo XIII, cuando se añadieron raíces, miel, hierbas y esencias botánicas para hacer más apetecible el vodka crudo.
INVENTO DEL DIABLO
A principios del siglo XVI, beber vodka era enormemente popular. La mayor parte era producido por los dueños de las tabernas locales que se hicieron muy ricos a expensas de sus clientes.
A mediados del siglo XVII el consumo de vodka se había descontrolado tanto que un tercio de la población masculina estaba profundamente endeudada con las tabernas y muchos granjeros estaban demasiado borrachos para cultivar sus tierras. El Estado se hizo cargo y monopolizó la venta de la bebida.
Después, la Iglesia Ortodoxa declaró que el vodka era «un invento del diablo» y destruyó todos los documentos relacionados con la historia temprana del vodka. El intento de la iglesia y el gobierno de tomar medidas enérgicas contra el consumo de vodka, llevó a la bebida a la clandestinidad y animó a la gente a hacer su propio vodka en casa, una costumbre que continúa hasta hoy.
Perturbado por el impacto que el vodka estaba teniendo en su pueblo, el Zar Alejandro III decidió mejorar la calidad del vodka contratando al famoso químico ruso Dmitri Mendeléyev. Entre las mejoras que realizó se fijó el contenido de alcohol en un 40 por ciento.
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El whisky de los hermanos Chivas
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